El transporte es una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero, junto con la agricultura, la industria y el entorno construido. El transporte por carretera representa el 75 % de las emisiones del sector y su impacto aumentará. Para 2050, se espera que la cantidad de automóviles en nuestras carreteras se duplique con creces.
El impacto significativo sobre el clima derivado del combustible que impulsa nuestros automóviles es bien conocido, pero el impacto de fabricarlos suele pasarse por alto. La producción de acero, plásticos, vidrio, aluminio, caucho, pinturas y otros componentes que se utilizan en los vehículos es muy intensiva en carbono. Como resultado, los 12 mayores fabricantes de automóviles a nivel mundial generan más gases de efecto invernadero al año que toda la Unión Europea.
Electrificar el transporte puede resolver parte del problema: reducirá a la mitad las emisiones de los vehículos en promedio. Pero para resolver la mitad restante, es clave la transición a una economía circular para automóviles.
Cambiar a vehículos eléctricos reducirá aproximadamente a la mitad el impacto climático de los automóviles*.
*basado en el mix eléctrico promedio actual a nivel mundial
Cómo una economía circular puede ayudar a descarbonizar el transporte
Nuestro análisis muestra que un sistema circular reducirá las emisiones de los materiales utilizados en los vehículos en un 70 % para 2050, o 285 millones de toneladas de CO2 equivalente.
Hacer que los vehículos eléctricos sean más livianos y duraderos
Diseñar vehículos para que sean más livianos, de modo que se necesiten menos materiales para fabricarlos y menos energía para impulsarlos, reduciría 89 millones de toneladas de CO2 equivalente por año para 2050. Hacer que duren más reduciría aún más el equivalente de 208 millones de toneladas de CO2 por año para 2050.
Compartir vehículos
Compartir vehículos para que los usemos más y necesitemos menos para ir a donde queremos reduciría 66 millones de toneladas de CO₂ equivalente por año para 2050.
Diseño de vehículos para reutilización y refabricación
Refabricar y reutilizar un motor, por ejemplo, consume hasta un 85% menos de carbono que fabricar uno nuevo. Esta estrategia ayudaría a reducir 38 millones de toneladas de CO2 equivalente por año para 2050.
Podemos avanzar hacia una economía circular para el transporte con intervenciones como la refabricación de motores o el recauchutado de neumáticos para mantenerlos en uso. Pero, para aprovechar plenamente el potencial de una economía circular para el transporte, necesitamos cambiar el sistema.
Repensar el urbanismo para rediseñar el transporte
En última instancia, cambiar el transporte requiere cambiar el contexto en el que nos movemos. Durante la pandemia de la Covid-19, conceptos de diseño urbano como la ciudad de 15 minutos experimentaron un resurgimiento. El concepto, introducido inicialmente en la década de 1920, se basa en cuatro principios: proximidad, densidad, diversidad y ubicuidad. ¿La meta? Para garantizar que todos los habitantes de la ciudad puedan llegar a todos los lugares que necesitan en 15 minutos a pie o en bicicleta.
Los beneficios del diseño urbano circular pueden ir más allá de la reducción de las emisiones del transporte y también pueden crear ciudades más seguras y habitables con comunidades resilientes y un sentido de comunidad que a menudo no existe en las áreas urbanas.