Cada segundo, el equivalente a seis camiones de basura de alimentos comestibles se desperdicia a nivel mundial. En las ciudades, menos del 2 % de los valiosos nutrientes en los coproductos alimentarios y los desechos humanos se recuperan para uso productivo. El sistema alimentario moderno es degradante y poco saludable, pero las ciudades podrían tener la clave para cambiar esto.
La solución
El Municipio de Milán y la Fondazione Cariplo han adoptado un nuevo enfoque estratégico y audaz para apoyar un nuevo sistema alimentario mediante el desarrollo de la Política Alimentaria de Milán, una herramienta para apoyar a los actores de la industria alimentaria de la ciudad, a medida que gestionan los desafíos relacionados con los alimentos.
Lo que hace circular la Política Alimentaria de Milán
A través de las compras locales, el desarrollo de la logística para la distribución de alimentos excedentes y la valorización de los materiales orgánicos descartados, Milán aprovecha al máximo sus recursos alimentarios, al mismo tiempo que apoya la regeneración de los sistemas naturales.
Los beneficios
Al trabajar con organizaciones locales públicas y privadas, así como al apoyar la innovación, Milán ha reducido de forma significativa el desperdicio de alimentos y los costos asociados. A través de la creación de conciencia y del desarrollo de capacidades, las organizaciones locales involucradas con los alimentos también pueden evolucionar y beneficiarse de este cambio positivo.
Las ciudades como impulsoras del cambio en el sistema alimentario
El sistema alimentario moderno tiene muchos desafíos: es muy derrochador, degrada la naturaleza y provoca que muchas personas no sean saludables, tanto por su consumo como por su producción. Las consecuencias son significativas. Un informe reciente, publicado por la Fundación Ellen MacArthur, estimó que, por cada dólar gastado en alimentos, la sociedad paga el equivalente a dos dólares en costos de salud, ambientales y económicos.
Las ciudades, por medio de sus características, activos y capacidades únicas, podrían desempeñar un papel importante para cambiar esto. En 2050, más de dos tercios de las personas vivirán en ciudades. El consumo promedio de alimentos por persona tiende a ser mayor en las ciudades, debido a la disponibilidad de mayores ingresos y otros factores. Considerando lo anterior, se estima que para el 2050, el 80 % de todos los alimentos se destinen a las ciudades, lo que entregará a los actores de alimentos urbanos un enorme poder de demanda. Las ciudades también acumulan grandes volúmenes de valiosos subproductos alimenticios y residuos, que, si fuesen gestionados de manera efectiva, podrían generar muchas nuevas formas de valor para la bioeconomía.
Por estas razones, las ciudades tienen una gran influencia a la hora de dar forma al futuro sistema alimentario. El trabajo que está siendo implementado en Milán supone un gran ejemplo por parte de los responsables políticos que se dan cuenta de este potencial y crean una base política importante para apoyar esta transformación.
Milán – ciudad de 1,3 millones de personas con una fuerte cultura alimentaria
Los orígenes de la política alimentaria de Milán
Milán ha estado comprometida con nuevas ideas en lo que se refiere a la comida, por lo menos desde 2006, cuando la ciudad preparaba su exitosa apuesta para organizar la Exposición Universal de 2015. En 2014, durante el periodo previo a la exposición, el municipio se asoció con la Fondazione Cariplo para promover e implementar una estrategia alimentaria local integral: la Política Alimentaria de Milán.
El primer paso fue evaluar el sistema alimentario local mediante la participación de expertos en alimentos y actores estratégicos. Se lanzó una consulta pública en la que participaron departamentos de la ciudad, universidades, empresas y otras organizaciones, que colaboraron para establecer la estrategia más efectiva, seleccionando, en última instancia, cinco prioridades interconectadas:
mejorar el acceso al agua y a alimentos saludables
hacer una transición para la producción de alimentos regenerativos
crear conciencia.
sacar el mayor provecho posible de la comida
apoyar la investigación científica
Para apoyar la iniciativa, se desarrollaron las Directrices de Política Alimentaria de Milán 2015–2020 y se creó una oficina de política alimentaria, para coordinar esfuerzos y monitorear el progreso.
Hacia un sistema alimentario urbano mejor
Desde su lanzamiento, se han desarrollado e implementado muchas iniciativas concretas que se basan en la Política Alimentaria de Milán.
Un “centro de desperdicio de alimentos” local
En 2018, se realizó una investigación entre el Politécnico de Milán, que proporcionó experiencia en modelado y análisis de datos, y Assolombarda, una organización paraguas que conecta supermercados, empresas y comedores/cantinas. Junto con la oficina de Política Alimentaria de Milán, exploraron/investigaron la generación de desperdicios de alimentos en tres vecindarios diferentes. Esta investigación culminó con el lanzamiento de un “centro de desperdicio de alimentos”, ubicado en un almacén municipal, con el apoyo de Fondazione Cariplo (con las acciones del proyecto QuBì) y la logística necesaria para gestionar y redistribuir alimentos de comedores privados, supermercados y mercados callejeros.
Crear conciencia pública
Por otro lado, se realizó una campaña en 85 escuelas con Milano Ristorazione, la agencia municipal de alimentos que administra todos los servicios de restauración escolar de la ciudad. Los alumnos tienden a desperdiciar la fruta que se sirve al final del almuerzo en los comedores escolares, por lo que se animó a los/as niños/as a tomar la fruta a media mañana, como tentempié. También recibieron bolsas de papel reutilizables, para llevarse los restos de comida al final de la jornada escolar. Esta campaña derivó en una reducción del 17 % del desperdicio de alimentos.
Regenerar suelos periurbanos, locales y crear biogás
Los camiones municipales (muchos de los cuales funcionan con biodiésel) recolectan regularmente alimentos excedentes de hogares, propiedades comerciales y escuelas en Milán, y los transportan a una planta de digestión anaeróbica y compostaje. Estos recursos orgánicos son procesados para la elaboración de biogás, que se inyecta en la red local de gas. El compostaje que se utiliza para fertilizar las tierras de cultivo periurbanas. A través de una serie de herramientas de comunicación como folletos, radio y televisión, los habitantes de Milán recibieron orientaciones para incentivar la separación de diferentes materiales orgánicos y no orgánicos. De esta forma, para 2018, lograron una tasa de separación de fuentes de casi el 56 %. En total, solo durante ese año, se procesaron aproximadamente 130 000 toneladas de recursos orgánicos de esta manera, evitando 8760 toneladas de dióxido de carbono equivalente.
Medidas fiscales
Para alentar aún más a los mercados, restaurantes, comedores privados y escolares, entre otros, se estableció una reducción de impuestos municipales del 20 % en 2018, para cualquier organización que realizara donaciones a bancos de alimentos y organizaciones benéficas de alimentos. La administración de esta medida requiere la colaboración de los departamentos de política fiscal, ambiental y alimentaria.
Adquisición de productos alimenticios de origen local
Alrededor de 100 granjas y 800 huertas rodean Milán. El Distretto Agricolo Milanese (DAM) se trata de un consorcio que reúne a más de 30 de estas granjas. Junto con el Municipio de Milán, DAM trabaja para apoyar la adquisición de alimentos de origen local. Por ejemplo, el arroz que se sirve en los comedores escolares de Milán es producido íntegramente por el DAM. Hasta la fecha, otras 19 cadenas de suministro hortícolas están vinculadas con fuentes locales de producción de alimentos, reduciendo drásticamente el transporte y apoyando la producción local.
Abriendo nuevos horizontes en Milán
Crear un cambio sistémico requiere tiempo, inversión y la participación de muchos actores diferentes. Con el apoyo de Urban Innovative Actions, una iniciativa de la Unión Europea, Milán lidera el desarrollo de un centro de innovación abierto, llamado OpenAgri, localizado en 30 hectáreas de terreno público degradado, a las afueras de la ciudad. OpenAgri se centrará en la agricultura periurbana y actuará como un laboratorio para la innovación, los programas de aceleración y la capacitación en habilidades que puedan abrir oportunidades de empleo a lo largo de la cadena de suministro agroalimentario.
En febrero de 2019, para apoyar a los actores locales a innovar, explorar y crear nuevos modelos de negocios, bienes y servicios, la Municipalidad de Milán y Fondazione Cariplo lanzaron el Food Policy Hot Pot. El Hot Pot crea oportunidades para compartir proyectos de investigación y crear conexiones entre grandes y pequeñas empresas, organizaciones privadas, públicas y sin fines de lucro.
Influir más allá de los límites de la ciudad
Fuera de la ciudad, el equipo encargado de la Política Alimentaria de Milán está trabajando con INTERREG CircE, una iniciativa de la Unión Europea que abarca ocho regiones asociadas a lo largo y ancho de Europa, que están desarrollando políticas para avanzar hacia una economía circular.
La ambición de Milán de cambiar el sistema alimentario también se extiende a una audiencia global. Paralelamente al desarrollo de la Política Alimentaria de Milán, se trabajó con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación , junto con la Unión Europea, en busca de promover el diálogo internacional destinado a crear y comprometerse con un pacto internacional sobre políticas alimentarias urbanas llamado Pacto de política alimentaria urbana de Milán. El pacto ha sido firmado por 184 ciudades en todo el mundo, y se presenta como marco para el desarrollo de políticas alimentarias urbanas.
Brotes verdes de cambio
Milán ya está experimentando los beneficios de gestionar su relación con la comida de diferentes maneras, con ciudadanos y empresas que participan activamente en este cambio.
Disminuir la cantidad de alimentos considerados como residuos no solo reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también los costes de eliminación de residuos para la ciudad. Mediante la generación de compostaje, las tierras de cultivo periurbanas pueden regenerarse, garantizando la productividad de las tierras agrícolas a largo plazo. Al aumentar la conciencia a través de la comunicación de los temas principales, los ciudadanos están siendo empoderados para formar parte del cambio. Además, a través de un renovado sentido de conexión con el sistema alimentario que los apoya, pueden sentirse incentivados para adoptar dietas más saludables y reducir el desperdicio de alimentos, otorgando un mayor valor a la comida.
La Política Alimentaria de Milán y el apoyo de la ciudad a iniciativas relacionadas con esta cuestión, demuestran el nivel de compromiso del gobierno local, con el apoyo de la Fondazione Cariplo y actores estratégicos locales, regionales y europeos. Mediante un enfoque colaborativo, basado en políticas, están sentando las bases para la creación de un sistema alimentario circular.