Utilizando mensajeros en bicicleta y vehículos eléctricos, De Clique recolecta subproductos alimentarios como posos de café, cáscaras de naranja y otros desperdicios de alimentos de las empresas.
Recolectados como flujos de residuos puros, De Clique vende estos subproductos a pioneros y fabricantes de productos externos, quienes los transforman en nuevos productos como ingredientes alimentarios, cosméticos y biomateriales.
“Estamos trabajando para lograr ciudades sin desperdicios en las que todos los flujos residuales se reutilicen”.
Por qué es un ejemplo de la economía circular
Los subproductos alimenticios no comestibles y otros flujos de residuos orgánicos generalmente se envían al basural como residuos o se incineran. De Clique mantiene los materiales en uso mediante la recolección y separación de los residuos, para convertirlos en productos de alto valor que permanecen en la economía.
Actualmente, solo el 2 % de los residuos orgánicos en las ciudades se utilizan nuevamente para fabricar productos valiosos, lo que representa un enorme recurso potencial sin explotar. El modelo de De Clique ayuda a aumentar este volumen, al convertir 10 toneladas de residuos orgánicos cada mes en productos relevantes y reducir la dependencia de recursos finitos.
De Clique también informa que muchas empresas con las que trabajan ahora están tomando medidas para reducir los residuos no útiles, lo que reduce la cantidad total de residuos producidos en el sistema en general.
Ventajas comerciales
Esta iniciativa ayuda de las siguientes maneras:
Las empresas capturan el valor de los flujos de residuos orgánicos para producir nuevos productos y construir una bioeconomía local.
Los fabricantes de productos trabajan con una escala de flujos de residuos que sería imposible lograr solos.
Reduce los costos, ofreciendo a los productores de residuos descuentos en los productos finales realizados por De Clique y sus socios, ayudando a construir un mercado circular.
Crea puestos de trabajo, al emplear a personas para recolectar y procesar residuos orgánicos para que puedan usarse para fabricar nuevos productos.
Un ecosistema de actores
Más de 50 organizaciones forman parte de la red De Clique, incluyendo a las que recogen residuos orgánicos y las que elaboran productos.
Los flujos de material orgánico puro se almacenan y procesan en el Polo De Clique antes de que sean vendidos a terceros. Algunos empresarios que utilizan los residuos orgánicos también tienen su sede en el polo, incluidos los productores de alimentos, bebidas y cosméticos, además de empresas de horticultura y compostaje.
Empresas innovadoras que trabajan con De Clique:
Peelpioneers: produce productos de limpieza y jabón de manos a partir de cáscaras de naranja.
Rotterzwam: utiliza posos de café usados como sustrato para cultivar setas de ostra que luego se procesan en productos como bitterballen vegetariano, un emblemático aperitivo holandés.
De Leckere: produce cerveza de naranja a partir de la cáscara de la fruta.
Medición de los resultados
De Clique elabora informes de evaluación de impacto para cuantificar el impacto ambiental de los productos que producen ellos y sus colaboradores.
Por cada kg de desperdicio de alimentos convertido en compost, y posteriormente vendido a los consumidores, o utilizado para cultivar té y menta, se evitan las emisiones de 0,6 kg de CO2e.
Por cada kg de cáscara de naranja convertida en productos como compuestos aromatizantes, aceites esenciales, fibra dietética y cáscara confitada, se evitan las emisiones de 0,7 kg de CO2e.
Por cada kg de café molido usado como medio para cultivar setas de ostra para producir bocadillos de bitterballen, o compost, se evitan las emisiones de 4,6 kg de CO2e.
¿Qué podemos aprender de De Clique?
Factores fundamentales para tener éxito
De Clique fue fundada por un experimentado equipo empresarial, que incluía a los fundadores de la fábrica Binbang, Fairphone, Fietskoeriers y Fungi Factory, cuyas habilidades se complementaban entre sí.
Comenzaron desarrollando un caso de negocio sólido y un plan financiero: el equipo quería asegurarse de que su modelo de negocio fuera escalable, para poder aplicarlo a otras ciudades de todo el mundo. Para evitar escalar una empresa deficitaria, se centraron en las ventas y las operaciones, en lugar de la creación de marca. Adoptaron un enfoque basado en datos para medir el impacto ambiental de los nuevos productos que fabrican.
Crecer orgánicamente con el tiempo
En enero de 2020, De Clique estaba recolectando y procesando alrededor de 10 toneladas de residuos orgánicos por mes, en “The Hub” en Utrecht. La organización está en expansión, abriendo nuevos “Polos” en Rotterdam, Ámsterdam y Lovaina en Bélgica mientras explora otras ubicaciones. A finales de 2021, esperan recolectar y valorizar 100 toneladas de residuos orgánicos por mes, en cada uno de los varios “Polos”.
Superar desafíos
A veces, las regulaciones han obstaculizado la capacidad de De Clique para usar los residuos de manera innovadora. El cofundador Bas van Abel tiene este consejo para los futuros emprendedores: “No entres en el cambio del sistema si no te gusta el desafío de superar regulaciones a veces ilógicas.”
Los desafíos al modelo de De Clique incluyeron regulaciones locales que limitaban la cantidad de lombrices que podían usar para el compostaje y una prohibición inicial de cosméticos hechos de cáscaras de naranja de residuo. Pequeños innovadores como De Clique también requieren los mismos permisos que las grandes multinacionales, cuyo costo es una barrera significativa.
Cómo se podría replicar el modelo en otros lugares
Para establecer un modelo como el de De Clique, empresas similares necesitarían:
un ambiente regulatorio que apoye la innovación;
la voluntad de trabajar con los reguladores y los responsables políticos para fomentar la comprensión y reducir las barreras innecesarias;
actores del sistema alimentario que estén dispuestos a educarse sobre los residuos y separar los flujos de desperdicios para que puedan mantenerse puros de manera que los innovadores los usen;
una red de empresarios dispuestos que pueden utilizar flujos de residuos para producir nuevos productos;
una infraestructura para recolectar y almacenar residuos antes de su uso.